Evelina Cabrera: la voz que abrió espacios para el fútbol femenino en Argentina
De la calle al liderazgo: su recorrido como jugadora, dirigente y activista que impulsa igualdad de género en el deporte.
En un país donde el fútbol fue, durante décadas, territorio exclusivo de los hombres, Evelina Cabrera decidió desafiar el sistema desde adentro. Exjugadora, entrenadora y dirigente, convirtió su historia personal de vulnerabilidad en una plataforma para abrir espacios. Hoy, su nombre es sinónimo de lucha por la igualdad y de una nueva forma de entender el deporte en Argentina.
Su camino hasta ese lugar no fue fácil. Nació en San Fernando, en el conurbano bonaerense, y atravesó una infancia marcada por la violencia y la pobreza. A los 13 años vivió en situación de calle, sin familia ni apoyo. Pero el fútbol —ese espacio que parecía vedado para las mujeres— se convirtió en su refugio. Empezó a jugar en clubes barriales y, con esfuerzo, llegó a Platense. Allí descubrió que la pasión no bastaba: el fútbol femenino seguía siendo invisible, sin recursos ni reconocimiento.
Una lesión la alejó de las canchas, pero no del propósito. Evelina entendió que si no podía cambiar el pasado, podía transformar el futuro de otras. En 2013 fundó la Asociación Femenina de Fútbol Argentino (AFFAR), una organización que busca profesionalizar el fútbol femenino y crear oportunidades para mujeres y diversidades. Desde allí impulsa torneos, programas de capacitación y proyectos sociales en barrios y cárceles, convencida de que el deporte puede ser una herramienta real de inclusión.
Su trabajo no pasó desapercibido. Fue reconocida por la BBC como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo, y la Organización de los Estados Americanos (OEA) la nombró embajadora de Buena Voluntad para la Equidad en el Deporte. También participó en espacios de Naciones Unidas, donde llevó la bandera del fútbol femenino argentino a escenarios internacionales. Sin embargo, ella insiste: los premios no son el fin, sino la consecuencia de un cambio que empezó mucho antes, en una cancha sin público.
El impacto de Cabrera también se siente en lo cotidiano. Ha formado a cientos de entrenadoras, acompañó la creación de escuelas de fútbol femenino y desarrolló programas para mujeres privadas de libertad. Cada proyecto que lidera busca romper con un mensaje histórico: que el fútbol no tiene género. En barrios donde antes el deporte era solo para los varones, hoy las chicas tienen su lugar, su equipo y su voz.
Evelina Cabrera es más que una dirigente: es el símbolo de un cambio cultural profundo. Su historia personal se transformó en un mensaje colectivo que inspira a otras mujeres a ocupar espacios, dentro y fuera de la cancha. En un país donde el fútbol es identidad nacional, su labor demuestra que la verdadera revolución no se juega en los estadios, sino en las oportunidades que se abren para las próximas generaciones.
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