De redes fantasma a soluciones sostenibles: la transformación del mar en Ecuador

Un proyecto innovador convierte redes de pesca abandonadas en productos reciclados, protegiendo ecosistemas marinos y generando oportunidades locales.

Los océanos esconden un enemigo silencioso: las “redes fantasma”. Cada año, millones de toneladas de redes de pesca quedan abandonadas en el mar, atrapando peces, tortugas, aves y mamíferos marinos durante décadas. 

Este fenómeno provoca la muerte de especies, altera los ecosistemas y amenaza la seguridad de los pescadores que dependen de mares productivos. En Ecuador, donde la pesca es fuente de sustento y cultura, este problema se volvió crítico.


Más allá de los efectos ambientales, las redes abandonadas impactan directamente en la vida de las comunidades costeras. Los pescadores pierden capturas atrapadas en estos plásticos, lo que genera pérdidas económicas y obliga a algunos a expandir su actividad a zonas más peligrosas. La contaminación afecta también al turismo y limita las oportunidades de desarrollo sostenible en la región.

Frente a esta realidad, nació Bureo, una iniciativa fundada en 2013 por tres surfistas norteamericanos —Kevin Ahearn, Ben Kneppers y David Stover— en Concepción, Chile. Su objetivo era abordar la creciente contaminación plástica en los océanos, específicamente las redes de pesca abandonadas. 


En Ecuador, Bureo estableció una alianza estratégica con comunidades pesqueras locales a través del programa Net Plus. Esta colaboración permite la recolección y reciclaje de redes de pesca abandonadas, transformándolas en productos como tablas de skate, accesorios y otros artículos reciclados. En 2023, el equipo de Bureo procesó con éxito 116.343 kg de redes de pesca abandonadas en Ecuador.

El proceso de transformación es detallado: las redes se recolectan en coordinación con pescadores locales, se limpian y se trituran, y finalmente se convierten en material duradero y seguro para la fabricación de nuevos productos. Cada red que se recupera significa una vida salvada en el océano y un paso hacia ecosistemas más equilibrados.


El impacto de Bureo se refleja en múltiples niveles. Para el océano, la reducción de redes fantasma disminuye la mortalidad de especies y permite que los ecosistemas se regeneren. Para la comunidad, se generan empleos, ingresos adicionales y conciencia sobre la pesca responsable. Los pescadores se convierten en guardianes del mar, participando activamente en la protección de su entorno y transmitiendo estos valores a las nuevas generaciones.

Hoy, Bureo es un ejemplo de cómo la innovación puede transformar un problema ambiental en una oportunidad social y económica. No solo limpia los mares, sino que cambia la relación de las comunidades con el océano, mostrando que la sostenibilidad y el desarrollo pueden ir de la mano cuando hay creatividad, colaboración y compromiso.



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