Tejer para empoderar a mujeres indígenas en Venezuela
Dawanedü Emajenewa lidera un movimiento que entrelaza tradición, empoderamiento femenino y economía sostenible.
En las profundidades del estado Amazonas, en Venezuela, Dawanedü Emajenewa lidera una iniciativa transformadora que utiliza la cestería tradicional para empoderar a mujeres indígenas de la comunidad yekuana.
Heredera de una larga tradición de saberes ancestrales, Emajenewa ha convertido el arte de tejer fibras naturales en una herramienta de resistencia cultural y autonomía económica. Su proyecto, nacido desde las entrañas de la selva, es más que una propuesta artesanal: es un movimiento de revitalización cultural y justicia de género, donde cada canasto tejido lleva consigo siglos de historia y conexión espiritual con la Madre Tierra.
En talleres comunitarios, se enseñan las técnicas tradicionales de tejido, desde las más utilitarias hasta las de uso ceremonial. Desde su creación, la iniciativa ha impactado directamente a más de 80 mujeres de comunidades yekuana, quienes han encontrado en la cestería una fuente de ingresos propios y estables.
Para muchas, esto representa su primera oportunidad de tener autonomía financiera, lo cual ha fortalecido su rol dentro de la familia y la comunidad. Los ingresos obtenidos les permiten invertir en alimentación, educación para sus hijos y mejoras en sus viviendas. Pero más allá de lo económico, el proyecto ha elevado la autoestima colectiva y revalorizado el rol de la mujer indígena como portadora de saber, creadora y líder.
Este modelo, además fomenta el liderazgo femenino desde un enfoque comunitario y respetuoso con la cosmovisión indígena, donde el poder se ejerce a través del cuidado, la enseñanza y la conexión espiritual con el territorio. Cada encuentro de tejido es también un espacio de diálogo, sanación y construcción colectiva, en el que las generaciones se abrazan para mantener viva la memoria ancestral.
Hoy, gracias al impulso de Dawanedü Emajenewa, la cestería yekuana no solo se conserva, sino que se proyecta como una propuesta estética, política y sostenible. El proyecto ha logrado insertarse en narrativas digitales sin perder su esencia, convirtiéndose en un ejemplo de cómo el rescate cultural puede dialogar con el marketing de impacto para generar cambios reales en las comunidades.
En un contexto donde muchas culturas indígenas enfrentan riesgos de desaparición, este movimiento demuestra que tejer puede ser un acto de resistencia, de empoderamiento y de futuro.
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