El ballet que está reescribiendo historias en Perú

El arte se ha convertido en un camino de transformación y en una nueva oportunidad de vida para niñas vulnerables.


En Chorrillo, uno de los distritos más olvidados en las inmediaciones de Lima, Perú; ahí donde hasta el agua y los servicios básicos escasean, el ballet se ha convertido en un puente de transformación personal para cientos de niños y niñas.

Gracias a la destacada y experimentada bailarina, Maricarmen Silva, niños y niñas de escasos recursos pueden acceder a clases de ballet completamente gratis, abriéndose nuevas oportunidades de vida.

Maricarmen, quien perteneció al Ballet Nacional del Perú, llegó por primera vez al distrito en 2017, al colegio estatal Brígida Silva de Ochoa, donde pretendía dar clases de baile. Sin embargo, lo que encontró no solo cambió su percepción, sino su vida.


Lejos de sus expectativas, y la idea de querer formar bailarinas delgadas y esbeltas - tal como establece la norma- decidió dejar esos conceptos a un lado y democratizar el ballet, para llevarlo a quienes de otro modo no podrían acceder a él.

Así, le dio una oportunidad a cientos de niñas de Chorrillos que viven en situación de vulnerabilidad, y les mostró que el arte puede transformar vidas. Las clases, no solo les han ayudado a abrirse al mundo sino a fortalecer su autoestima.

Cada paso que dan en el escenario las empodera y las llena de vida. Gracias al ballet, pueden olvidarse de sus problemas o de las necesidades del barrio o el hogar, ya que muchas familias viven en condiciones de pobreza, además hay violencia y drogas en las calles.


Dadas sus condiciones económicas, las clases no se cobran. Sin embargo, era necesario conseguir las zapatillas y los trajes para practicar. Para ello, el grupo realiza jornadas de reciclaje que luego venden y con ello subsidian todo lo necesario para las clases.

De esta manera, el ballet se ha convertido en un vehículo de empoderamiento para las niñas que participan de las clases. Mediante el baile, han descubierto que con disciplina y esfuerzo se pueden alcanzar grandes cosas, y ahora ven otro futuro posible para ellas mismas.

En la escuela, además todos son bienvenidos, no importa su condición o necesidad, pues el arte no establece límites ni diferencias entre unos y otros, es para todos y tiene posibilidades  infinitas.


Más allá de ser un simple grupo de ballet, estas niñas han aprendido que juntas y unidas también se pueden generar grandes cambios, por lo que se han convertido en una comunidad capaz de desafiarlo todo, incluso sus propios límites.

Además, a través de su arte, le demuestran a la sociedad que se pueden romper todos los estigmas y estereotipos, pues esta es una historia que invita a creer en los sueños y a construir un mejor futuro para quienes más lo necesitan.


 

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