Médica argentina revoluciona el cáncer

 Creó un dispositivo para mejorar los tratamientos oncológicos.


Cecilia Gadán, es una médica argentina, que desarrolló junto a Lucas Ritacco -ambos profesionales del Hospital Italiano- un innovador dispositivo para mejorar los tratamientos oncológicos en pacientes con cáncer de cuello y cabeza.

La herramienta fue pensada para reemplazar soluciones caseras, como el uso de corchos o bajalenguas, que comúnmente se empleaban para mantener la boca abierta durante las sesiones de radioterapia.

Con el depresor de lengua creado por ambos médicos, se inmoviliza la mandíbula y protege la lengua de posibles lesiones, además  también facilita la respiración del paciente durante la sesión de radioterapia.


De esta manera, gracias a esta innovación, se evitan los daños y secuelas vinculados a este tipo de tratamiento, pues durante las sesiones de radioterapia es común que los pacientes sufran efectos secundarios como llagas en la boca, problemas dentales, dificultad para tragar, náuseas, fatiga, pérdida de peso, entre otros.

Cecilia conocía de cerca los efectos secundarios que sufrían sus pacientes, por eso quiso desarrollar un dispositivo que mejorara los tratamientos y la calidad de vida de las personas durante los mismos.

El nuevo sistema incluye una máscara termoplástica que se adapta al rostro del paciente y permite crear un molde personalizado. El depresor se coloca en la boca y se utiliza durante todo el tratamiento, asegurando comodidad y eficacia.


El depresor fue creado mediante impresión 3D, después de meses de diseño, ensayo y error.  El dispositivo, que fue aprobado por la Anmat ( Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica)
, ya se utiliza en el Servicio de Terapia Radiante del Italiano.

Está fabricado con un polímero (ácido poliláctico) que es biocompatible, biodegradable y resistente a la energía irradiada para destruir las células tumorales, protegiendo a su vez órganos vitales como los pulmones y el corazón.

El dispositivo además es reutilizable (hasta 30 sesiones) y descartable. El único mantenimiento que requiere es limpiarlo luego de cada aplicación, según explicaron sus creadores.



Con este depresor, no solo serán más seguras y cómodas las sesiones de radioterapia, si no que se mejorará la calidad de vida de los pacientes, pues con ello, se reducirán los efectos secundarios que dejan este tipo de tratamientos.

En un año, en un centro hospitalario, con alto volumen de pacientes con cáncer de cabeza y cuello, se llegan a necesitar entre 100 y 120 depresores linguales, por lo que este dispositivo, además de ser más económico, será una gran alternativa para ayudar a los pacientes oncológicos.

La idea es que el depresor pueda llegar a más países, pues de acuerdo con estadísticas oficiales, alrededor de 900 mil personas son diagnosticadas con este tipo de cáncer al año, lo que significa que requieren radioterapia, y por ende este tipo de dispositivos.


Así, personas con tumores de amígdala, de cavidad oral, de lengua, de piso de boca, entre otros; podrán acceder a sus tratamientos con una mejor calidad y efectividad, mientras continúan luchando por su vida.

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