Un pez de tres centímetros está cambiando la pesca en Chile

 La lucha sostenible de los pescadores de Pitipalena Añihué

En la remota Patagonia chilena, los pescadores artesanales de Puerto Raúl Marín Balmaceda están escribiendo una historia de resistencia y sostenibilidad en el Área Marina Protegida Pitipalena Añihué para proteger al puye.

Este pequeño pez, que alcanza entre tres y siete centímetros de longitud, no solo sustenta su economía local, sino que es clave para el equilibrio del ecosistema marino, pues sirve de alimento a aves, mamíferos marinos y otras especies.


La historia comenzó hace casi cuatro décadas, cuando Luis Klein, un pescador visionario, reconoció el valor del puye.Hoy, los pescadores de Pitipalena Añihué han transformado esa visión en acción, adoptando prácticas sostenibles que han permitido que la población de puye prospere durante los últimos 30 años, incluso frente a los desafíos del cambio climático y la sobreexplotación.

En 2023, esta comunidad marcó un hito histórico al formalizar la primera pesquería de orilla en Chile, un logro que no solo asegura su sustento, sino que también establece un precedente para la gestión sostenible de los recursos marinos.


Con kayaks y redes artesanales, los pescadores capturan el puye de manera selectiva, asegurándose de no dañar el hábitat ni otras especies. Cada captura es registrada meticulosamente, un testimonio de su compromiso con la transparencia y la conservación.

Además,  los pescadores trabajan junto al Ministerio del Medio Ambiente, científicos y organizaciones locales para proteger 23.000 hectáreas de un ecosistema único, garantizando así el futuro de esta especie que es de gran importancia para la economía local.

Esta transformación no fue impuesta, ni vino desde arriba. Nació desde la experiencia de quienes conocen el áreacomo una extensión de su cuerpo. Personas que vieron con preocupación cómo las especies disminuían y cómo las prácticas industriales ponían en riesgo el ecosistema.

Así, este modelo, pionero en Chile, combina el conocimiento ancestral de la comunidad con la investigación científica, creando un sistema de gobernanza que empodera a los pescadores como coadministradores de su territorio marino. Es una alianza que demuestra que la conservación no solo es posible, sino que puede ser inclusiva y efectiva.

Lo que hacen estos pescadores no es solo biología aplicada: es una forma de resistencia, una apuesta por un modelo de convivencia entre el trabajo, la tradición y la conservación, pues al proteger al puye, también están cuidando su forma de vida, su cultura local, y el futuro de las próximas generaciones, ya que donde muchos solo ven un pez pequeño, ellos ven una responsabilidad enorme.

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