9 niñas desafían al Estado y salvan la Amazonía ecuatoriana

En una sentencia histórica, la justicia ordenó la eliminación gradual de los mecheros de la muerte.


Las comunidades de la Amazonía Ecuatoriana, llevan más de seis décadas enfrentándose a la petrolera Chevron-Texaco, luego de que en los años 60' instalara en diferentes puntos de la selva, lo que la población llama: "los mecheros de la muerte".

Estos mecheros, que varían entre los 20 y 50 metros de altura, tienen como principal función quemar el gas que se deriva de la producción petrolera, ya que este no puede ser almacenado ni transportado fácilmente.


Este sistema permanece encendido las 24 horas del día, los siete días de la semana, lo que genera un alto grado de contaminación en la selva, pues el gas libera partículas altamente contaminantes, además de gases efecto invernadero.

A la distancia parecen gigantes antorchas olímpicas que se levantan alrededor de frondosos árboles, y a una temperatura promedio de 400 grados centígrados, provocan la muerte de cientos de animales en este valioso ecosistema.  De acuerdo con datos oficiales del Ministerio de Ambiente, en la Amazonía ecuatoriana existen actualmente 486 mecheros, principalmente en las localidades Sucumbíos y Orellana.  


Además del calor sofocante que producen los mecheros, generan ruidos muy fuertes y malos olores las 24 horas del día. Asimismo, por su alto grado de contaminación afectan la calidad del aire, y son la principal causa de problemas respiratorios y de cáncer entre la población, pues hay viviendas a tan solo 200 metros de estas gigantescas antorchas.

Según datos del Banco Mundial, la quema de gas natural es uno de los mayores contribuyentes del cambio climático ya que provoca la emisión de más de 300 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera cada año —más de siete veces el total de CO2 que emitió todo Ecuador en 2016.

Además,  los contaminantes afectan la calidad del agua, hacen que los cultivos disminuyan su productividad porque ya no pueden crecer ni desarrollarse igual que antes. De igual forma,  las hojas de los árboles que están cerca de las infraestructuras tienden a tener poca capacidad fotosintética, lo que genera una gran pérdida del bosque.


A razón de ello, cansadas de ver afectada su salud y de no obtener respuestas del gobierno, en febrero de 2020, Dannya, Denisse, Daniela, Kerly, Skarlett, Evelyn, Leonela, Rosa y Jamileth -nueve niñas entre los 9 y 13 años- demandaron al Estado para pedir que los mecheros sean eliminados. Aunque en principio la demanda exigía que las antorchas se apagaran, al hacerlo, estas continúan emitiendo gases y olores, por lo que la única solución es eliminarlos.

En su demanda contra el Ministerio de Energía y Recursos Naturales no Renovables y el Ministerio del Ambiente y Agua, las niñas argumentaron que el impacto de los mecheros vulnera su derecho al agua, a la salud, a la soberanía alimentaria y a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, y por eso exigen que dejen de funcionar.

Meses después de instaurada la demanda, les negaron la acción de protección. Una de las justificaciones de la justicia ecuatoriana fue que no existen estudios que confirmen que existen afectaciones a la salud debido a los mecheros. Sin embargo, las niñas no se rindieron y apelaron.


Finalmente, tras meses de lucha y de solo obtener respuestas evasivas por parte de la justicia, en 2021, un año después, la Corte falló a favor de las niñas pidiendo que se eliminen los mecheros y que se realicen los estudios correspondientes para determinar cuáles son las fuentes de agua contaminadas, y el impacto de los tóxicos de hidrocarburos en la salud humana.

De acuerdo con Amnistía Internacional, se han mapeado al menos 52 mecheros a menos de 5 kilómetros de centros poblados, una distancia que representa un riesgo potencial para la salud de las comunidades locales y el medio ambiente.

La sentencia establece un plazo de 18 meses para que se eliminen los mecheros que están cerca de poblaciones, mientras que el resto, podrán retirarse de aquí a 2030. Si bien el fallo fue histórico, en cuatro años poco se ha hecho, ya que, solo 141 mecheros se han eliminado y los demás continúan encendidos. 


Aunque la demanda  no exige la suspensión de la explotación de petróleo, solo que esta se haga sin usar los mecheros, la sentencia no establece cómo será reemplazada esta práctica que lleva más de 50 años en funcionamiento. 

Algunas de las alternativas, es la utilización para gas doméstico, pues cada año el Estado ecuatoriano gasta más de 600 millones de dólares importando gas. También se puede usar para la generación de energía en las instalaciones petroleras, la producción de gas licuado de petróleo (GLP) y la reinyección de los gases en los pozos para mantenerlos en equilibrio ambiental.

Con la eliminación de los mecheros, se reducirían al menos el 24 % de las emisiones de gases de efecto invernadero del país, se mejoraría la calidad del aire y por ende, la salud de la población, la cual en su mayoría ha vivido toda su vida enferma a causa de este problema.


Por eso,
 Dannya, Denisse, Daniela, Kerly, Skarlett, Evelyn, Leonela, Rosa y Jamileth le exigen a las petroleras y al Estado que se cumpla la sentencia, pues de ello depende su salud, su futuro y que se garantice el equilibrio natural en este vital ecosistema.

Y aunque ha sido una ardua lucha, una en la que incluso han visto en riesgo su seguridad, no se rendirán y seguirán dando la pelea por la naturaleza y porque se garanticen sus derechos, por eso afirman que "no apagarán su voz hasta que el último mechero sea eliminado de la Amazonía".



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